El lado mas salvaje de mi hija

Si, para los que no lo sabían aún, les informo que soy madre de una preciosa y peluda niña llamada Yuki. Si me preguntarán como es ella, sin dudarlo diría que es una gatita increíblemente tierna y mimosa, algo territorial, y sobre todo blanca. Sin embargo, a partir de hoy, hay un nuevo adjetivo para agregar a su descripción…. Cazadora.

Se muy bien que el que un gato cace no tiene nada de particular o extraño, pero observar este comportamiento en vivo, y hasta terminar participando de el, lo hace una experiencia tan insólita, que no pude ignorar registrarla en este que es mi espacio.

Como habrán inferido por el párrafo anterior, ayudé a mi gata a cazar un ratón (aunque en mi caso fue involuntariamente). Todo comenzó muy temprano en la mañana, alrededor de las 6:15 am cuando veo a mi hija llegar con un ratón en la boca. Está muerto, pensé desconcertada. Jamás había visto ese lado tan salvaje de mi linda Yuki. Cuando estaba pronosticando una cruenta escena adornada con vísceras y sangre, ella empieza a moverse de forma extraña, como si pensara de alguna manera que el ratón se le escaparía del hocico. En un rápido movimiento la presa de escapó de mi vista ¿Yuki había perdido el cadáver del ratón? Cuando estaba por esbozar una sonrisa debido a la graciosa idea de que mi gata perdiera un ratón muerto, mi gata empieza a encapricharse en agarrar algo de debajo de la mesa de mi computadora, y luego hizo lo mismo debajo de mi baúl especial.

Intrigada por el comportamiento de Yuki, decidí arreglármelas para sacar el pizarrón que reposaba encima del baúl, y averiguar que quería conseguir. Me quedé pasmada cuando al quitar todo, vi un ratón que ni bien se vio descubierto, echo a correr para salvarse, pero para su mala suerte Yuki lo atrapo otra vez. De nuevo la misma historia… el ratón parecía muerto, pero otra vez se escapó de los colmillos de mi gata… finalmente en la tercera ocasión la vida del roedor llegó a su fin, aparentemente victima de un paro cardiaco mas que de los instintos de Yuki.

Deseaba de todo corazón que Yuki se lo comiera para que su muerte no fuera en vano, pero parece que ella no sabia que hacer después de cazar un ratón…. Era como si en su cabeza pensará “Ok, esta cosa ya no se mueve ¿Cómo sigue el juego?” Después empezó a agitarlo, rasguñarlo, elevarlo con sus patas, y cuando me quedó claro que no se lo comería, me deshice de los restos del animal.

Fue un combo de sorpresas este episodio, ya que primero, no me imaginaba que tuviéramos ratones (aunque como ahora tenemos poquitos gatos, es comprensible que acaeciera alguno) luego, justo cuando la noche anterior dije que Yuki ya era una gata grande que podría cazar, mi tierna niña me muestra su lado mas instintivo. Para rematar, término siendo parte de su cacería (aparte que descubrí que podía quitar el pizarrón si ayuda).

Por un lado, estoy feliz de saber que mi gata es capaz de cazar, puesto que es parte de su esencia, y ver lo coordinada, astuta y rápida que puede ser me dejó sorprendida… pero por otro, me quedé triste por el ratón, puesto que estuvo en el lugar y momentos mas inoportunos de su corta vida… y el colmo fue que su muerte terminara siendo inútil, ya que mi hija no se lo comió. Lo que creo, es que demostró ser una cazadora muy novata, porque dejó vivo al roedor dos veces, y en las tres veces que lo tuvo, lo agarraba de la panza.

Y bueno, después de contarles esta historia, si me permiten, debo ir a comprar enjuague bucal para hacérselo tragar a Yuki hasta que no se distinga si es un gato o una pelota con rejas.